domingo, 31 de mayo de 2020

PLATÓN Y EL MUNDO DE LAS IDEAS


FILOSOFÍA GRADO 10°: "PLATÓN Y EL MUNDO DE LAS IDEAS"

Apreciados estudiantes.


Comenzamos con un nuevo tema, no sin antes decirles que el pensamiento de los filósofos griegos es un tema tan amplio que abarcarlo en pocas clases es muy complejo, solo se alcanza a tener algunas ideas sobre los aportes al pensamiento y su influencia para la reflexión actual.

En este tema nuevo nos encontramos con Platón, quien fuera uno de los grandes discípulos de Sócrates y quien lo dio a conocer a través de sus famosos diálogos platónicos. Él profundizó, como su maestro, en los problemas del ser humano y la constitución esencial del mundo.

FASE DE EXPLORACIÓN

Antes de comenzar con el tema, conviene resolver el siguiente interrogante:

  • ¿Qué consideras que es el alma? Argumente tu respuesta.

  • ¿Créss qué el concepto de alma es lo mismo que el concepto de espíritu? Argumente tu respuesta.
  •  ¿Qué consideras que pasa cuando una persona fallece, desaparecerá por completo o su alma sigue perdurando?
  • ¿Qué cosideras que es más importante dentro del ser humano, el cuerpo o el alma? Explica tu respuesta.
  • ¿De dónde provendrá el conocimiento, del cuerpo o del alma? Explica tu respuesta.

Hagamos un recorrido por la vida de éste interesante personaje...
















PLATÓN

(Atenas, 427 - 347 a. C.) Filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates y su discípulo Aristóteles, Platón es la figura central de los tres grandes pensadores en que se asienta toda la tradición filosófica europea. Fue el británico Alfred North Whitehead quien subrayó su importancia afirmando que el pensamiento occidental no es más que una serie de comentarios a pie de página de los diálogos de Platón.
Platón tuvo una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento. Es posible que se iniciara en la filosofía con las enseñanzas del heracliteano Cratilo. A los veinte años (407) tiene lugar el encuentro con Sócrates: acontecimiento decisivo para Platón. Sócrates contaba entonces 63 años y se convertirá en su único maestro hasta su muerte. Tanto por sus relaciones familiares, como por vocación, Platón tuvo la intención de adentrarse en la vida política.
La circunstancia de que Sócrates no dejase obra escrita, junto al hecho de que Aristóteles construyese un sistema opuesto en muchos aspectos al de su maestro, explican en parte la rotundidad de una afirmación que puede parecer exagerada. 

En cualquier caso, es innegable que la obra de Platón, radicalmente novedosa en su elaboración lógica y literaria, estableció una serie de constantes y problemas que marcaron el pensamiento occidental más allá de su influencia inmediata, que se dejaría sentir tanto entre los paganos (el neoplatonismo de Plotino) como en la teología cristiana, fundamentada en gran medida por San Agustín sobre la filosofía platónica.


Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial vocación política y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por Sócrates: fue su discípulo desde los veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias). Tras la condena a muerte de Sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó completamente de la vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado.

Su filosofía es un dualismo que afecta tanto al análisis de la realidad, ya que existen dos mundos (uno sensible y otro accesible por la inteligencia, es decir, un mundo tangible y un mundo de las ideas(intangible). El mismo modelo se aplica a la virtud, que consiste en alejarse de lo sensual y alcanzar el mundo de las ideas, y su teoría política, que defiende que los filósofos deben gobernar porque solo ellos han accedido al mundo inteligible y, por ello, conocen el bien y pueden implantar la justicia en la polis (Polis ​​​ es la denominación dada a las ciudades-estado o ciudades independientes de la antigua Grecia).



LA OBRA PLATÓNICA

La mayor parte de la obra de Platón está escrita en forma de diálogo. Son diálogos en los que aparece Sócrates como uno de los interlocutores y en los que se trata de esclarecer algún concepto (el bien, la justicia, la belleza...). No componen un corpus homogéneo, su filosofía pasa por diferentes etapas, siempre en constante búsqueda (mediante la palabra) de la verdad:
  

El periodo de juventud (393 - 388 a.c).

A esta época pertenecen los diálogos socráticos: Apología de Sócrates, Critón, Laques, Lisis, Eutifrón, Ion, Protágoras, Trasímaco.

La etapa de transición ( 388 - 385 a.c)

Se corresponde con el primer viaje a Sicilia (388 - 387 a,c). Se aborda el tema de la política, la inmortalidad del alma y esboza la teoría de las ideas. Pertenecen a esta época los diálogos: Georgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor, Menéxeno.

Diálogos de madurez  ( 385 - 370 a.c)

A esta etapa pertenece Banquete, Fedón, República y Fedro. En ellos se exponen los grandes temas de su filosofía: la teoría de las ideas, la inmortalidad del alma, el amor ideal y la ciudad perfecta.

Diálogos de la vejez (369 - 347 a.c)

Los últimos diálogos de Platón son: Timeo, Teeteto, Parménides, el sofista, Filebo, El político, Las leyes, Epínomis, Critias, Las cartas.

"Aquel que conozca qué es el bien obrará bien,  porque esto es lo más provechoso para el individuo y 
el bien coincide con lo útil"

Teoría del conocimiento

Establece que la opinión sensible es apariencia ilusoria y falaz y corresponde a los fenómenos, en cambio, la verdadera realidad es lo que corresponde al conocimiento verdadero, o sea al conocimiento de las esencias o tipos universales o ideas. Estás corresponden a su vez al mundo de las ideas, al mundo suprasensible, y aquellas al mundo sensible, material y terráqueo.  

He aquí el idealismo platónico, que convierte la antítesis entre los fenómenos y las sustancias (o sea entre los datos de la sensibilidad y exigencias del intelecto) sobre el cual, desde Tales en adelante giraba toda la metafísica griega, en dualismo o separación de DOS MUNDOS: Las ideas constituyen el mundo eterno de la realidad, separado del mundo de las cosas, al cual debemos llegar si es que es realmente  queremos obtener un verdadero conocimiento.

La teoría de la reminiscencia: 

Platón dice que el alma puede buscar y encontrar las ideas porque las ha contemplado en el mundo de la verdad eterna antes de entrar en el cuerpo. Este se convierte en una pesada carga para aquella, es como una cárcel, una prisión. Cuando en el mundo material el alma aprehende las cosas simplemente lo que hace es recordar o recuperar aquello que permanecía oculto en el alma. Pero este mito de la contemplación de las ideas anterior al nacimiento quiere significar, esencialmente que el alma, por su naturaleza divina e inmortal, tiene una capacidad innata para extraer de su interioridad, mediante el esfuerzo y la actividad intelectual, el conocimiento de las ideas eternas, y constituir así la ciencia del ser verdadero.

En síntesis las cosas sensibles son las que despiertan en nosotros el recuerdo de las ideas, porque son como sombras de ellas, sombras más allá de las cuelas no sabe ir quién permanece prisionero de la percepción sensible, enterrado en el cuerpo como en una oscura caverna, pero detrás de las cuales el filósofo ve la realidad y la luz del mundo ideal.

 A la dialéctica, o ciencia de las ideas, le corresponde distinguir cuáles concuerdan entre ellas y cuáles se excluyen, cuáles unen y cuáles dividen. Las ideas más importantes para Platón son cinco: El ser, el reposo, el movimiento, lo idéntico y distinto. Pero la suprema entre todas es la idea del Bien, Sol del mundo ideal, que difunde sobre todas las otras su luz y su calor, dando ser y verdad a lo conocido y capacidad intelectiva al cognoscente.

En los últimos años, Platón, volviendo sentir en medida creciente la influencia de los pitagóricos, identifica las ideas con los números. No los números matemáticos (que los pitagóricos consideraban esencia de  las cosas) sino los números ideales, que trascienden las cosas sensibles.

La creación del mundo: 

Dios y la materia. El bien constituye la naturaleza misma de Dios (al que Platón llamó el Demiurgo), que es creador y ordenador del mundo, conformado por él a imitación de un modelo eterno. El bien no puede ser causa del mal: existe entonces una concausa, que se le opone y resiste, es decir, la materia, fuente de todo defecto, mutabilidad y multiplicidad. Así la causa física (materia) resiste a la causa final (alma del mundo e ideas), y por eso las cosas no pueden ser sino copias imperfectas de las ideas, sombras de su esplendor.

El hombre: 

El alma inmortal, sus partes y su destino. El hombre que es la unión del cuerpo y del alma, tiene su verdadera esencia en ésta, que es de naturaleza idéntica a la de las ideas (simples, indivisibles, inmutables e inmortales).
El alma se ha dividido según Platón en tres facultades: El alma racional (ubicada en la cabeza), el alma pasional (pecho) y el alma apetitiva (vientre).

La función ética del estado. 

El estado debe procurar el mayor bien de los ciudadanos; pero no un bien material, de comodidades y de goces, estímulo a la avidez, intemperancia e injusticia, sino más bien y sobre todo, el bien espiritual. Y por eso se debe mantener en el estado ese mismo orden jerárquico que es necesaria en el alma individual, a cuya semejanza la sociedad también se distingue en tres partes o clases, teniendo cada una, una índole, función o norma ideal o virtud propia.

Las tres clases y las virtudes. 

Son las tres clases sociales en las que se divide el estado: Los filosóficos, cuya virtud es la sabiduría; Los guerreros, cuya virtud es el coraje; los trabajadores manuales y comerciantes, cuya virtud es la templanza.  si cada una de estas tres clases cumple con su cometido, y ninguna invade el campo de las otras, ni altera las relaciones de subordinación, la justicia reinará. Y en lo que respecta a la educación, esta debe ser sólo para las dos primeras clases sociales. La crianza y la educación son gobernadas por el estado.


PLATÓN Y EL MITO DE LA CAVERNA

El mito de la caverna de Platón es una alegoría sobre la realidad de nuestro conocimiento. Platón crea el mito de la caverna para mostrar en sentido figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos reflejadas en la pared componen aquello que consideramos real.

Observemos con atención el siguiente vídeo y después analizaremos su significado



ACTIVIDAD PRÁCTICA

QUÉ TANTO HE APRENDIDO?

NOTA: Antes de comenzar a resolver los siguientes interrogantes, NO OLVIDE que el trabajo tendrá el mismo valor que tendrá la nota de sustentación, debido a que muchos de los estudiantes presentan trabajos muy buenos, pero no saben nada de lo realizado. Para saber si fue realmente estudiado, se hará sustentación oral. Las preguntas saldrán del mismo cuestionario

Respondo los siguientes interrogantes.
  1. De acuerdo al texto, que ideas de Platón considera que se mantienen en la actualidad?
  2. Qué importancia tuvo el pensamiento platónico para la religión cristiana?
  3. Qué importancia tuvo para Platón los temas políticos?
  4. ¿Por qué se dice que la filosofía de Platón es dualista? Explique.
  5. ¿Cuáles son los dos mundos que nos habla Platón? Explique
  6. Explique de qué manera comparaba Platón el alma humana con los caballos blancos y negros, y que papel cumple el ecuestre.
  7. ¿Qué es el conocimiento para Platón?
  8. ¿Cómo se explica la Teoría de la reminiscencia según Platón?
  9. ¿Qué es el hombre para Platón?
  10. Explique las tres clases sociales en las que se divide el estado.
  11. De acuerdo al vídeo o lectura del texto sobre el mito de la caverna, señale su importancia y realice un dibujo donde se refleje lo que sería el mito de la caverna hoy. Este dibujo NO puede ser sacado de ninguna página ni fotos de internet, ya que se trata de lo que usted como joven piensa como se puede entender el MITO DE LA CAVERNA HOY                                                                                                                               (EL DIBUJO DEBE EXPONERSE PARA QUE SEA TENIDA ENCUENTA LA NOTA )





ANEXO DEL TEXTO
                              
                                   MITO DE LA CAVERNA

                                Platón: el mito de la caverna 

--Ahora, continué, imagínate nuestra naturaleza, por lo que se refiere a la ciencia, y a la ignorancia, mediante la siguiente escena. Imagina unos hombres en una habitación subterránea en forma de caverna con una gran abertura del lado de la luz. Se encuentran en ella desde su niñez, sujetos por cadenas que les inmovilizan las piernas y el cuello, de tal manera que no pueden ni cambiar de sitio ni volver la cabeza, y no ven más que lo que está delante de ellos. La luz les viene de un fuego encendido a una cierta distancia detrás de ellos sobre una eminencia del terreno. Entre ese fuego y los prisioneros, hay un camino elevado, a lo largo del cual debes imaginar un pequeño muro semejante a las barreras que los ilusionistas levantan entre ellos y los espectadores y por encima de las cuales muestran sus prodigios. 

--Ya lo veo, dijo. 

--Piensa ahora que a lo largo de este muro unos hombres llevan objetos de todas clases, figuras de hombres y de animales de madera o de piedra, v de mil formas distintas, de manera que aparecen por encima del muro. Y naturalmente entre los hombres que pasan, unos hablan y otros no dicen nada. 

--Es esta una extraña escena y unos extraños prisioneros, dijo. 

--Se parecen a nosotros, respondí. Y ante todo, ¿crees que en esta situación verán otra cosa de sí mismos y de los que están a su lado que unas sombras proyectadas por la luz del fuego sobre el fondo de la caverna que está frente a ellos.
 
--No, puesto que se ven forzados a mantener toda su vida la cabeza inmóvil. 

--¿Y no ocurre lo mismo con los objetos que pasan por detrás de ellos? 

--Sin duda. 

--Y si estos hombres pudiesen conversar entre sí, ¿no crees que creerían nombrar a las cosas en sí nombrando las sombras que ven pasar? 

--Necesariamente. 

--Y si hubiese un eco que devolviese los sonidos desde el fondo de la prisión, cada vez que hablase uno de los que pasan, ¿no creerían que oyen hablar a la sombra misma que pasa ante sus ojos? 

--Sí, por Zeus, exclamó. 

--En resumen, ¿estos prisioneros no atribuirán realidad más que a estas sombras? 

--Es inevitable.
 
--Supongamos ahora que se les libre de sus cadenas y se les cure de su error; mira lo que resultaría naturalmente de la nueva situación en que vamos a colocarlos. Liberamos a uno de estos prisioneros. Le obligamos a levantarse, a volver la cabeza, a andar y a mirar hacia el lado de la luz: no podrá hacer nada de esto sin sufrir, y el deslumbramiento le impedirá distinguir los objetos cuyas sombras antes veía. Te pregunto qué podrá responder si alguien le dice que hasta entonces sólo había contemplado sombras vanas, pero que ahora, más cerca de la realidad y vuelto hacia objetos más reales, ve con más perfección; y si por último, mostrándole cada objeto a medida que pasa, se le obligase a fuerza de preguntas a decir qué es, ¿no crees que se encontrará en un apuro, y que le parecerá más verdadero lo que veía antes que lo que ahora le muestran? 

--Sin duda, dijo. 

--Y si se le obliga a mirar la misma luz, ¿no se le dañarían los ojos? ¿No apartará su mirada de ella para dirigirla a esas sombras que mira sin esfuerzo? ¿No creerá que estas sombras son realmente más visibles que los objetos que le enseñan? 

--Seguramente. 

--Y si ahora lo arrancamos de su caverna a viva fuerza y lo llevamos por el sendero áspero y escarpado hasta la claridad del sol, ¿esta violencia no provocará sus quejas y su cólera? Y cuando esté ya a pleno sol, deslumbrado por su resplandor, ¿podrá ver alguno de los objetos que llamamos verdaderos? 

--No podrá, al menos los primeros instantes. 

--Sus ojos deberán acostumbrarse poco a poco a esta región superior. Lo que más fácilmente verá al principio serán las sombras, después las imágenes de los hombres y de los demás objetos reflejadas en las aguas, y por último los objetos mismos. De ahí dirigirá sus miradas al cielo, y soportará más fácilmente la vista del cielo durante la noche, cuando contemple la luna y las estrellas, que durante el día el sol y su resplandor. 

--Así lo creo. 

--Y creo que al fin podrá no sólo ver al sol reflejado en las aguas o en cualquier otra parte, sino contemplarlo a él mismo en su verdadero asiento.
 
--Indudablemente.
 
--Después de esto, poniéndose a pensar, llegará a la conclusión de que el sol produce las estaciones y los años, lo gobierna todo en el mundo visible y es en cierto modo la causa de lo que ellos veían en la caverna. 

--Es evidente que llegará a esta conclusión siguiendo estos pasos. 

--Y al acordarse entonces de su primera habitación y de sus conocimientos allí y de sus compañeros de cautiverio, ¿no se sentirá feliz por su cambio y no compadecerá a los otros? Ciertamente. 

--Y si en su vida anterior hubiese habido honores, alabanzas, recompensas públicas establecidas entre ellos para aquel que observase mejor las sombras a su paso, que recordase mejor en qué orden acostumbran a precederse, a seguirse o a aparecer juntas y que por ello fuese el más hábil en pronosticar su aparición, ¿crees que el hombre de que hablamos sentiría nostalgia de estas distinciones, y envidiaría a los más señalados por sus honores o autoridad entre sus compañeros de cautiverio? ¿.No crees más bien que será como el héroe de Homero y preferirá mil veces no ser más «que un mozo de labranza al servicio de un pobre campesino» y sufrir todos los males posibles antes que volver a su primera ilusión y vivir como vivía? 

--No dudo que estaría dispuesto a sufrirlo todo antes que vivir como anteriormente. 

--Imagina ahora que este hombre vuelva a la caverna y se siente en su antiguo lugar. ¿No se le quedarían los ojos como cegados por este paso súbito a la obscuridad? 

--Sí, no hay duda. 

--Y si, mientras su vista aún está confusa, antes de que sus ojos se hayan acomodado de nuevo a la obscuridad, tuviese que dar su opinión sobre estas sombras y discutir sobre ellas con sus compañeros que no han abandonado el cautiverio, ¿no les daría que reír? ¿No dirán que por haber subido al exterior ha perdido la vista, y no vale la pena intentar la ascensión? Y si alguien intentase desatarlos y llevarlos allí, ¿no lo matarían, si pudiesen cogerlo y matarlo? 

--Es muy probable. 

--Ésta es precisamente, mi querido Glaucón, la imagen de nuestra condición. La caverna subterránea es el mundo visible. El fuego que la ilumina, es la luz del sol. Este prisionero que sube a la región superior y contempla sus maravillas, es el alma que se eleva al mundo inteligible. Esto es lo que yo pienso, ya que quieres conocerlo; sólo Dios sabe si es verdad. En todo caso, yo creo que en los últimos límites del mundo inteligible está la idea del bien, que percibimos con dificultad, pero que no podemos contemplar sin concluir que ella es la causa de todo lo bello y bueno que existe. Que en el mundo visible es ella la que produce la luz y el astro de la que procede. Que en el mundo inteligible es ella también la que produce la verdad y la inteligencia. Y por último que es necesario mantener los ojos fijos en esta idea para conducirse con sabiduría, tanto en la vida privada como en la pública. Yo también lo veo de esta manera, dijo, hasta el punto de que puedo seguirte. [. . .] 

--Por tanto, si todo esto es verdadero, dije yo, hemos de llegar a la conclusión de que la ciencia no se aprende del modo que algunos pretenden. Afirman que pueden hacerla entrar en el alma en donde no está, casi lo mismo que si diesen la vista a unos ojos ciegos. 

--Así dicen, en efecto, dijo Glaucón.
 
--Ahora bien, lo que hemos dicho supone al contrario que toda alma posee la facultad de aprender, un órgano de la ciencia; y que, como unos ojos que no pudiesen volverse hacia la luz si no girase también el cuerpo entero, el órgano de la inteligencia debe volverse con el alma entera desde la visión de lo que nace hasta la contemplación de lo que es y lo que hay más luminoso en el ser; y a esto hemos llamado el bien, ¿no es así?

--Sí. 

--Todo el arte, continué, consiste pues en buscar la manera más fácil y eficaz con que el alma pueda realizar la conversión que debe hacer. No se trata de darle la facultad de ver, ya la tiene. Pero su órgano no está dirigido en la buena dirección, no mira hacia donde debiera: esto es lo que se debe corregir. 

-Así parece, dijo Glaucón. _______________________________________-___________ República Vll; 514a_517c y 518b_d. (R. Verneaux, Textos de los grandes filósofos. Edad antigua, Herder, Barcelona 1982, p. 26-30).







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