martes, 16 de febrero de 2021

FILOSOFÍA GRADO 10°: LOS INICIOS DE LA FILOSOFÍA

 

 

FILOSOFÍA GRADO DÉCIMO


FILOSOFANDO ANDO...

¿POR QUÉ ESTUDIAR HISTÓRIA DE LA FILOSOFÍA?

Queridos estudiantes.

De nuevo con la filosofía.

Luego de haber hecho un breve análisis sobre el papel que cumplen los mitos en la mentalidad del ser humano desde sus inicios hasta hoy, comenzamos este nuevo tema ya propio de este primer periodo, donde se profundiza un poco más sobre los antecedentes que dieron inicios al reflexionar filosófico.





LOS INICIOS DE LA FILOSOFÍA



NOTA: Es importante desarrollar el taller de manera responsable, teniendo muy en cuenta su autenticidad y no el uso del plagio.


GRADO

 DÉCIMO

DOCENTE

José A. Saineda Castro

TÍTULO DE LA UNIDAD

LOS INICIOS DE LA FILOSOFÍA

 

 

 

COMPETENCIA GENERAL

 

Reconoce los principales antecedentes que dieron origen al reflexionar filosófico y cómo la situación geográfica permitió que se gestaran nuevas ideas dentro de los primeros filósofos.

 

COMPETENCIA

LECTURA CRÍTICA

COMPONENTE

ANTROPOLÓGICO

CONTENIDO TEMÁTICO

·         ¿Por qué se hace filosofía? 

·         Todos tenemos inquietudes filosóficas 

·         No basta con ser curiosos

·         ¿Cómo se originó la filosofía?

·         ¿Qué se logra al estudiar filosofía?

·         ¿Qué es filosofía?

·         ¿Por qué la filosofía estudia el pasado?

·         ¿La filosofía progresa?  

 

APRENDIZAJE ESPERADO:

 

·  Comprende los principales aportes dados con el inicio de las primeras reflexiones filosóficas en Grecia.

·     Identifica los nuevos interrogantes que surgieron dentro de los primeros filósofos.

·     Establece diferencias entre el pensamiento mítico y el pensamiento de la razón.

·    Analiza y explica por medio de escritos las ideas principales surgidas dentro de los inicios de la filosofía.

 

DERECHOS BÁSICOS DE APRENDIZAJE:

 

·    Muestra sentido crítico frente a las posturas ajenas y a las propias, generando un espíritu de autocrítica que conllevan al verdadero reflexionar filosófico. 

·    Comprende a partir de argumentos, los principales problemas que se generaron con el inicio del reflexionar filosófico.

·      Establece criterios que permiten valorar la importancia de la filosofía en las sociedades griegas.

RECURSOS MATERIALES

Cuaderno de filosofía, lápiceros, lápices, diccionario de español, Texto Guía

INSTRUCIONES PARA EL DESARROLLO ADECUADO DE LA ACTIVIDAD

 

  •    Ser honesto(a) a la hora de desarrollar las actividades permitiendo así, que el docente pueda visualizar su nivel de conocimiento.
  •    Disponer de esta guía para trabajar en casa y durante las clases.
  •    Leer atentamente  todas las instrucciones que se indican en la guía y basarse solo en ella.
  •   Desarrollar los trabajos propuestos atendiendo a las normas básicas de ortografía, redacción y claridad en las ideas.
  •    Las actividades programadas en esta guía se deben desarrollar y entregar según las condiciones y los tiempos establecidos.
  •      Hacer todas las lecturas recomendadas en esta guía de aprendizaje.
  •    Manejar muy bien la disciplina y buen manejo del tiempo para dar cumplimiento a las metas propuestas.
  •       Por ningún motivo se valdrá un trabajo que sea una copia de otro cmpañero, si esto sucede el estudiante y quien lo haya permitido, tendrán máximo una nota de dos.

TIEMPO DE DURACIÓN

CUATRO SESIONES 

CRITERIOS DE EVALUACIÓN

 

  •           Muestra interés en el desarrollo de las actividades
  •           Cumple cabalmente con el desarrollo de las actividades propuestas.
  •           Muestra sentido de responsabilidad en la entrega de los trabajos propuuestos.
  •            Demuestra autonomía en el desarrollo de las actividades.

·         Demuestra responsabilidad en la presentación de las evaluaciones que se asignen.

 

METODOLOGÍA

  • Explicación de la guía a desarrollar y los tiempos en que se deben manejar para su desarrollo
  • Disponibilidad en los tiempos acordados para aclarar dudas que se presenten con relación al desarrollo de la guía.
  • Presentación de vídeos referentes al tema, con el ánimo de ayudar a la mejor comprensión del contenido.
  • Desarrollo completo de la guía de aprendizaje, Evaluaciones virtuales,  Análisis de lecturas, actividades de aprendizaje, esquemas, etc.

 



Guía   No. 02


Evidencia de aprendizaje

Reconoce la manera como se dió los primeros inicios del reflexionar filosófico y como fue el cambio del Mito al Logos.

TIEMPO DE DURACIÓN



FASE DE EXPLORACIÓN


Para esta fase conviene que escribamos en el trabajo los siguientes interrogantes.

1. ¿Qué sentido tiene para usted la existencia humana?

2. ¿Por qué cree que existimos los seres humanos? Argumente su respuesta

3. ¿Qué puesto crees que ocupa el ser humano en el universo?

4. ¿ Y tú, cual crees que es el papel que debes cumplir en este mundo?

5. ¿Has reflexionado sobre la armonía presente en la naturaleza? Explica tu respuesta.


FASE DE ESTRUCTURACIÓN

Para el desarrollo de la presente fase es muy importante mostrar sentido de responsabilidad para la observación de los vídeos y la realización de la lectura del texto.



1. Antes de comenzar con la lectura observemos los siguiente vídeos.








2. Luego de la observación de los vídeos, nos proponemos a realizar la siguiente lectura.



LOS INICIOS DE LA FILOSOFÍA








¿Por qué se hace filosofía?

Anteriormente habíamos hablado sobre como en ocasiones nos vemos convocados a abordar y a responder preguntas fundamentales que se toman ineludibles, esto es, cuando en lugar de soslayarlas perdiéndonos en las ocupaciones cotidianas, nos cuestionan en toda la magnitud de sus problemas.

Estas preguntas nos dirigen su llamado. En cierto modo, somos invocados por ellas y requieren por la tarea de pensamiento que se inauguran. Pero la filosofía no se agota en el llamado que viene hacia nosotros desde ese fondo de interrogantes propios del individuo. La filosofía es posible allí donde correspondemos expresamente a la vocación de este llamado.

De este modo, la filosofía supone siempre una disposición, un temple de ánimo peculiar en virtud del cual prestamos oídos y acogemos lo que nos interpreta. Llega a filosofar quien se dispone y recibe las preguntas fundamentales como una más íntima pertenencia, y quien se confía desinteresadamente a la tarea de su resolución.

Esta disposición o temple de ánimo fundamental no es, sin embargo, el mismo en todos los filósofos. Los primeros hombres que filosofaron, llamados presocráticos, es decir, filósofos anteriores a Sócrates, lo hicieron movidos por la perplejidad y el asombro ante las cosas.

Por su parte, Aristóteles, pone en la base de la filosofía la acción de un deseo de saber por lo cual es propio del hombre huir de la ignorancia: “Todos los hombres desean saber por naturaleza”. Para Descartes, el ánimo que mueve al pensar es la duda ante lo que ordinariamente suponemos verdadero. En el mismo sentido que Aristóteles. Fichte, filósofo alemán estima que el interés por la verdad es un impulso originario de nuestra razón.

En tiempos recientes, la angustia ha sido el ánimo dominante de ciertas corrientes filosóficas principalmente del existencialismo. Esta, sin embargo, no debe confundirse con el temor ni con la desesperación, pues se la comprende, incluso, como una especie de serenidad por su carácter reflexivo y duradero.

Se ve con claridad que, pese a que la disposición puede cambiar tanto en el caso de las distintas filosofías como de sus periodos históricos, toda filosofía presupone un ánimo determinado que funda y orienta sus preguntas conductoras.


Todos tenemos inquietudes filosóficas

Preguntémonos a modo de ejemplo algo que quizás ya nos hemos preguntado: ¿los animales piensan? Una respuesta inteligente es responder que sí. Tú y yo somos animales, y ambos, al menos eso creemos, pensamos. Pero es evidente que eso no es lo que estamos preguntando. Lo que nos inquieta es un misterio; parece un hecho que muchos animales no humanos se comunican entre sí y, cuando observamos un perro, nos da la sensación de que entiende. Parece como si los animales “pensaran”. Pero, ¿Cómo saberlo?

Estas dudas nos conducen a otras que producen una especie de pasmo intelectual: ¿Qué es pensar? ¿Qué es ser consiente? ¿Qué es ser persona? Tales preguntas resultan extrañas o, más bien, nos sentimos extraños ante ellas, ya que no nos las hacemos todos los días y producen desconcierto porque no sabemos cómo abordarlas.

En algún momento de nuestra vida todos experimentamos “inquietudes filosóficas”. Generalmente las pasamos por alto o les prestamos atención por algunos instantes y después las olvidamos. Sin embargo, por más rutinaria y aburrida que sea nuestra vida, nuestra capacidad de sombro nunca muere. Nuestro apetito intelectual, anímico y espiritual está presente y de algún modo buscamos la manera de satisfacerlo.

Todo aquello que nos sorprende profundamente y en ocasiones nos preocupa, nos invita a investigar. Pero también es cierto que podemos ser sensibles ante las cosas sencillas, comunes u obvias. No tiene que ocurrirnos algo grave ni tenemos que asistir a un espectáculo asombroso para se despierte nuestra admiración, para que surjan entre nosotros preguntas que nos dejen perplejos. Es evidente que somos seres curiosos y que en la actividad filosófica hay mucho de curiosidad. “Todos los seres humanos, por naturaleza, desean saber”, decía el filósofo griego Aristóteles.


No basta con ser curiosos.

Cuando nos inquietamos por lo que vivimos y pensamos, podemos afirmar que hemos comenzado a andar el camino de la filosofía. Sin embargo, la curiosidad por sí misma no es suficiente para justificar la actividad filosófica, es decir, la filosofía no se practica únicamente por curiosidad. ¿Habría entonces otra razón o razones para filosofar? Según nuestra interpretación del refrán popular, según Aristóteles, todos tenemos “inquietudes filosóficas”. Sin embargo, no todos sabemos filosofar, esto es, no todos sabemos cómo abordar estas inquietudes. Quizás lo más importante sea esto último, pues si bien se puede definir la filosofía como el conjunto de “inquietudes” que pueden causar asombro a los seres humanos, también se la puede definir como la acción que permite abordar filosóficamente estas inquietudes. Por tanto, en vez de hablar de preguntas filosóficas, es más adecuado pensar en cómo abordarlas de manera filosófica. Aquí también la sabiduría popular hace su aporte con la frase “Tómeselo con filosofía”. Palabras más, palabras menos, esto significa que la filosofía también es una manera de enfrentar dificultades, de afrontar preguntas y de pensar en ellas. En otras palabras, la filosofía es un cómo. El hecho de que todas tengamos algo de filósofos nos indica que estamos en la capacidad de asumir actitudes filosóficas ante diversas circunstancias. ¿Por qué entonces hacer filosofía? La siguiente respuesta, aunque no es completa, puede servimos para comenzar: se hace filosofía no solo por simple curiosidad sino por la necesidad de hallar:

  Un modo adecuado de afrontar aquellas inquietudes que nos asombran;

· Una manera de enfrentar la perplejidad propia de los seres humanos. 

 

¿Cómo se originó la filosofía?

 En un comienzo los hombres explicaron los fenómenos de la naturaleza atribuyéndolos a los dioses. Este tipo de explicaciones recibió el nombre el nombre de mito. Posteriormente, buscaron explicar estos mismos fenómenos de una forma más racional y satisfactoria. Así comenzó a surgir la filosofía.

En la antigüedad es imposible deslindar con claridad el terreno del mito del terreno de la filosofía. Sin embargo, se puede decir que la filosofía surgió en Grecia, India y Egipto, de un grupo de hombres que se preocuparon por la búsqueda de explicaciones racionales a los fenómenos. Las respuestas que lograron les ayudaron a comprender la naturaleza y a restarle valor a los mitos, originando un proceso de desmitificación. Estos grupos comenzaron a buscar lo esencial, no ya en la causa externa a los fenómenos, sino en ellos mismos.

Entre los siglos VIII y V antes de Cristo los griegos comenzaron a desarrollar la reflexión filosófica. Algunos dicen que el primer filósofo propiamente dicho fue Tales de Mileto, reconocido sabio de los siglos VII y VI a.C. Sin embargo, se sabe que, por esta misma época, muchos griegos practicaban la filosofía.

El primer pensador griego que usó la palabra filosófica como termino preciso, fue Platón, que vivió dos siglos después de Tales. Platón no solo ejerció la filosofía, sino que la puso por escrito y la describió detalladamente. Él obtuvo su inspiración de Sócrates, su maestro, y al parecer, también aprendió de él los aspectos fundamentales de la filosofía.

Pero, Sócrates, quien practicaba la filosofía por medio de la conversación, no dejo nada por escrito. Todo lo que sabemos de él lo conocemos gracias a la obra de escritores posteriores, entre los que se encuentra Platón. La palabra filosofía, de origen griego, está compuesta de dos términos: filos, que significa amor, amistad, y sofía que significa sabiduría. Es decir, filosofía se puede traducir como “amor por la sabiduría”. Esto significa que la filosofía no es en sí misma la sabiduría, sino la acción de buscarla. Ser filósofo, según la idea griega, no es ser sabio, sino querer serlo, lo que puede ser aún mucho más sabio que creerse sabio.

 

¿Qué se logra al estudiar filosofía?

Estudiando filosofía aprendemos, por nuestra propia cuanta, a recorrer el camino intelectual que otros han recorrido. Esto favorece nuestra capacidad de pensar automáticamente y mejora la habilidad para comprender, no sólo textos escritos, sino también a otras personas, otras culturas y otras épocas.

En otras palabras, al estudiar filosofía logramos:

·         Placer. Ya que la amplitud de horizontes, la comprensión, el poder pensar y argumentar con sutileza, o la simple posibilidad de pensar en lo que nos asombra, nos libera de lo rutinario, nos distrae y emociona.

·         Abrir la mente y ponerla a trabajar creativamente. ya que la filosofía es un estímulo constante a la reflexión y mejora nuestra comprensión y capacidad de transformación de la realidad.

·         Iluminar nuestras acciones y nuestra vida. Porque la filosofía es también, como creía Sócrates un auto examen: el ejercicio de examinar, cuestionar, revisar, corregir y evaluar racionalmente nuestros prejuicios y nuestras conductas.

También la filosofía nos ayuda a lograr un desarrollo significativo en nuestra capacidad reflexiva como plantear y comprender preguntas filosóficas, leer e interpretar textos con herramientas lógicas, escribir reflexiones razonadas y argumentadas lógicamente.

 

¿Qué es la filosofía?

La filosofía es esencialmente una actividad. Como tal requiere de tiempo para su ejercicio y solo mediante su práctica continua podemos mejorar nuestro desempeño filosófico. Pero, ¿de qué clase de actividad hablamos? Podríamos dar varias respuestas, todas ellas correctas. Veamos algunas.

·         La filosofía es una actividad productiva. La actividad filosófica no solo da lugar a escritos intelectualmente estimulantes, sino que también produce efectos positivos en nuestras de concebir y de vivir la vida; permite mejorar nuestra capacidad de pensar la realidad de un modo más profundo y ayuda a perfeccionar el manejo de nuestros conceptos.

Así, de la misma forma que un carpintero o que un plomero necesita de una caja de herramientas para su trabajo que consiste, por ejemplo, en hacer sillas o reparar tuberías, el filósofo también dispone de las suyas para escribir ensayos y reparar conceptos.

Sin embargo, no debemos juzgar la filosofía únicamente por sus resultados. También es de enorme importancia la manera como se hace filosofía, ya que, generalmente, del procedimiento utilizado depende la calidad del resultado y para la adecuada solución de distintos problemas se requiere poner en práctica diversos procedimientos. La filosofía también se debe entender como una actividad creadora. Así, si queremos aprender a filosofar es importante que seamos creativos y que estimulemos la imaginación.

·         La filosofía es una actividad práctica. Muchos de los antiguos griegos concebían la filosofía como una forma de vida. Pero, aún hoy, es concebida por muchos de esa manera. En este sentido, filosofar es desarrollar, con ayuda del pensamiento, costumbres o hábitos que nos ayuden a ser felices. Es decir, la sabiduría que busca la filosofía es para la vida, es una sabiduría práctica.

·         La filosofía es una actividad teórica. Los filósofos no sólo se y han puesto como meta lograr la felicidad, el bien la belleza. También buscan la verdad. Por eso, según otra definición de los antiguos griegos, la filosofía es la búsqueda desinteresada de la verdad.

En este sentido son muchos los caminos que los filósofos han seguido para alcanzarla.

El ánimo filosófico está presente en la investigación científica, solo que su práctica no siempre está sometida a la búsqueda de algo necesario o útil.

La filosofía también es cuestión de pasión. Pasión por el conocimiento mismo que, cuando es asumido plenamente, se convierte en algo sublime y digno de admirar. Muchos filósofos han renunciado a privilegios y bienes por disfrutar del privilegio de dedicarse a pensar.

La filosofía tiene la característica de ponerse por encima de los detalles y poder alcanzar una mirada general. El que filosofa contempla el universo y la vida con la misma fascinación con la que puede observarse la infinidad del mar, una montaña distante o una ciudad desde las alturas. Elevarse por encima de los detalles para comprender mejor es adoptar una actitud teórica. Teoría es una palabra griega, que significa contemplación.

 

Dificultad de la filosofía

Hay una razón por la que la filosofía resulta particularmente difícil: en ella se formulan preguntas inquietantes para las cuales no siempre hay respuestas definitivas. Por esto, la filosofía consiste básicamente en aprender a pensar y no en memorizar, ni repetir lo que otros han dicho. La consecuencia de esto es que al poner en obra la reflexión filosófica, nos arriesgamos a cuestionar incluso aquellas creencias y opiniones que consideramos más sólidas.

En síntesis, para algunos la filosofía parece difícil porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, ofreciendo a veces más dudas que respuestas. Hacer filosofía, por tanto, implica someterse a la duda profunda reconociendo la propia ignorancia.

El filósofo británico Bertrand Russell decía que algunas ideas filosóficas pueden ser fáciles de enunciar, pero que es difícil llegar a ellas con seguridad y comprender plenamente lo que significan. Lo cierto es que no se puede entender una respuesta si antes no se ha comprendido bien la pregunta.

Por ello, es perfectamente inútil estudiar el listado de respuestas que ofrece la filosofía si antes no hemos meditado las preguntas que la motivan.

Otra notable razón de la dificultad de la filosofía se deriva de la peculiaridad de su lenguaje. La filosofía no se ocupa de objetos corrientes; de ahí que su lenguaje no sea el lenguaje común. Los conceptos filosóficos encierran su propia especificidad y su propio rigor, ambos necesarios para la exposición teórica de sus indagaciones. Al igual que las ciencias y los saberes particulares, la filosofía exige la apropiación de sus nociones y categorías, las cuales por lo general suponen un considerable grado de abstracción y de generalización.

 

¿Qué alcance tiene la filosofía?

Otra de las dificultades que enfrentan los que se aproximan por primera vez a la filosofía es que esperan demasiado de ella. Sin embargo, como cualquier creación humana, la filosofía tiene limitaciones. No podemos pedirles a los médicos que nos hagan vivir eternamente. Así, a la filosofía no se le puede pedir verdades absolutas.


EL VALOR DE LA FILOSOFÍA

El valor de la filosofía debe ser buscado en una larga medida en su real incertidumbre.

El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón.

Para este hombre, el mundo tiende a hacerse preciso, definido, obvio; los objetos habituales no le suscitan problema alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. Desde el momento en que empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas.

La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre.

Así, al disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el dogmatismo, algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar.

Russell, Bertrand.

"Los problemas de la filosofía"

 

 

 


¿Cómo se ha hecho la filosofía?

 

La gente suele considerar los grandes eventos del pasado como situaciones superadas que no tienen ninguna relevancia práctica en la actualidad. Esta actitud despreocupada frente a la historia es perjudicial, puesto que, al desconocer el pasado, estamos desechando la experiencia de las generaciones que nos han precedido. Es una ingenuidad creer que los problemas de nuestro tiempo son muy distintos a los de épocas previas y, como se podría creer, que la solución a esos problemas tampoco ha cambiado demasiado. En este sentido la situación de la filosofía no es la excepción.


¿por qué la filosofía estudia su pasado?

 

Nos podríamos preguntar: si las preguntas básicas que trabajan los filósofos del pasado siguen siendo las mismas preguntas de hoy, ¿por qué no se les ha encontrado una solución definitiva? ¿No será porque no pueden ser resueltas? Y si es así, ¿de qué sirve estudiar las filosofías del pasado?

Para este asunto existen respuestas claras. En primer lugar, hay que recordar que la filosofía no es un saco de respuestas sino una actividad que se puede practicar de diversas formas. La filosofía se experimenta y eso implica que solo se comprende cuando se ejercita y se vive en carne propia.

Para ayudarnos a entender esto, comparemos la filosofía con la natación. Cualquiera sabe que sólo hay un modo de aprender a nadar: nadando. Nadie puede hacerlo por uno y si uno no se echa al agua y por sus propias fuerzas procura flotar y avanzar, no logrará nadar nunca. Algo parecido ocurre con la filosofía. El ejercicio de la filosofía es algo que te compete a ti y a nadie más y en tus manos está el asumir el riesgo. Nadie va a pensar por ti. Ahora si queremos aprender a nadar y nos lanzamos en la mitad del océano, en medio de un huracán, seguro nos ahogaremos. Muchas personas interesadas en aprender filosofía escogen ese tortuoso camino. Toman, por ejemplo, un libro muy importante como la CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA, del filósofo alemán Inmanuel Kant, y se lanzan en ella sin ningún tipo de preparación. El resultado es evidente.

Tras un difícil y estorboso pataleo en las primeras páginas, se ahogan, es decir, desisten de la empresa y renuncian a la filosofía.

Los más reconocidos filósofos han sido y seguirán siendo siempre grandes nadadores en las aguas tormentosas del pensamiento. Ellos no empezaron desde cero, tenían maestros, leían a otros filósofos y, muy probablemente comenzaron no en medio del océano, sino en un charquito. Solo que no tenían pereza y su pasión por la verdad, el bien o la belleza los arrastró siempre más allá de sus propios límites. No tenían miedo, eran arriesgados y valientes, pero alcanzaron grandes logros gracias a su disciplina, a la práctica y a una gran dosis de paciencia. En la Edad Media, el filósofo San Bernardo decía que, para poder ver más lejos, debíamos apoyarnos en los filósofos antiguos, como quien se para en los hombros de gigantes.

Si las preguntas básicas que trabajaron los filósofos del pasado siguen siendo las mismas preguntas de hoy, ¿por qué no se les ha encontrado una solución definitiva?

 

EL EJERCICIO DE LA FILOSOFÍA ES ALGO QUE LE COMPETE A CADA CUAL. NADIE PUEDE PENSAR POR TI

 

¿La filosofía progresa?


Para cada asunto importante existe una gama variada de opiniones filosóficas porque cada filósofo tiene su propio punto de vista. Esto nos lleva a preguntarnos si los filósofos nunca pueden llegar a acuerdos o si la naturaleza de los asuntos filosóficos produce tanta confusión que es una verdadera pérdida de tiempo intentar resolverlos.

Esto nos da la sensación de que en filosofía no se avanza, ya que cada nueva teoría que aparece siempre encuentra fuertes objeciones. Además, las opiniones de los filósofos, por distintas que sean, tienen en su mayoría muy buenos argumentos que las hacen válidas. Sin embargo, esta es una visión inexacta de la naturaleza de la actividad filosófica.

Es cierto que los filósofos suelen pensar de modo distinto, pero es un error creer que nunca se ponen de acuerdo. Lo cierto es que una rápida mirada a la historia del pensamiento demuestra que todos los pensadores han hecho aportes significativos a la tradición filosófica con base en los resultados de indagaciones hechas por autores de épocas anteriores. Los filósofos aprecian el pensamiento de sus colegas, lo juzgan y lo ponen a prueba. Cada filósofo hace un aporte valioso que, sumado al conjunto, conforma la base sobre la que otros pensadores siguen trabajando. La filosofía es, entonces, un diálogo continuo con los filósofos del pasado. Vive de las transformaciones de ese enfrentamiento dialéctico. Esta última palabra es tomada del griego dialectiké, que significa "arte de dialogar o de discutir". La filosofía ha creado formas de comprensión ingeniosas que no anulan las ideas previas, sino que se superponen a ellas. Como decía el filósofo bogotano Nicolás Gómez Dávila, los verdaderos problemas no tienen solución sino historia.

Por esto, la diversidad de filosofías se debe más a la riqueza de opciones de pensamiento que a una debilidad de la actividad filosófica.

¿Por qué estudiar historia de la filosofía? 

§ 


El ratón de biblioteca, de Spitzweg. Las bibliotecas son verdaderas máquinas del tiempo que nos recuerdan lo que somos.

 

Desde el origen del pensamiento humano, la filosofía ha sido considerada como la reina de todas las ciencias, como la ciencia de todas las ciencias. La razón, cuando su uso trasciende los problemas de la vida cotidiana, se ha de encontrar, por su misma naturaleza y por necesidad, con problemas filosóficos.

El problema filosófico tiene las características de profundidad, insolubilidad y, al mismo tiempo, inescapabilidad; es como si la razón se hubiera metido en un callejón sin salida del que, sin embargo, siente necesidad de salir. Es un callejón que no se abre con el progreso de las ciencias naturales y empíricas; se abre sólo, si es que se abre, con el genio del filósofo.

Entre los diferentes modos de introducir a la filosofía, el más seguro y fiable discurre, al menos en mi opinión, a través de su historia. Estudiar la historia de la filosofía no es sólo trazar el movimiento dialéctico del pensamiento en su paso a través de los milenios, en la lucha desde la oscuridad de la confusión hacia la luz de la comprensión; es también un encuentro con los inescapables problemas filosóficos que confrontan la razón que los mayores y más brillantes exponentes de la razón humana han, si no resuelto, al menos iluminado.

 

Justus Hartnack, Breve historia de la filosofía

 


ACTIVIDAD PRÁCTICA.



Después de haber hecho una muy buena lectura del texto y haber visto el vídeo, me pongo en contexto con la siguiente actividad, no sin antes recordar que debo ser ordenado u ordenada en la presentación del trabajo y tener claridad en mis respuestas aprovechando mi sentido crítico.

1. Escribo 10 palabras que me son desconocidas y busco su significado.

2. Establezco la diferencia entre el mito y la razón.

3. ¿En qué consiste el proceso de desmitificación? Explique y señale un ejemplo

4. ¿En dónde se originó los primeros inicios de la filosofía occidental y cuáles fueron los antecedentes que la generaron, cómo se cree que vivían en esa época? Explique

5. ¿ Por qué se hace filosofía y qué se logra con su estudio?

6. ¿Cómo se ha hecho la filosofía y por qué estudia su pasado?



FASE DE SALIDA



Con esta última fase, busco poner en evidencia lo que aprendí y ya terminado todo mí trabajo, lo envío al profesor.
No debo olvidar la buena presentación y la capacidad que tengo para argumentar mis respuestas.

1. Socialización del trabajo elaborado por los estudiantes

2. Recapitulación de los ejes temáticos (docente)

3. Elaboro en 10 renglones o más, un resumen de lo que aprendí de la guía y qué me aportó de nuevo a mis conocimientos.

4. Realizo un repaso de la guía y me preparo para la evaluación.


BIBLIOGRAFÍA: 

Historia de la Filosofía, editorial Santillana Grado 10°

Imágenes tomadas de páginas de internet.

Vídeos tomados de Youtube 

Dicicionario de Filosofía, Ed. Panamericana.



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